Calama de mis Amores...
- Sergio Lagos
- 24 mar 2024
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 25 mar 2024

Albert Camus, el nobel existencialista, expresaba que no basta con mirar una ciudad desde el balcón, sino que había que interiorizarse en ella, saber cómo se vive, como se respira, como se trabaja, como se vive y se muere.
Calama de mis amores… inicia una de las estrofas de nuestro himno creado por el coronel Don Santiago Polanco Nuño. Su hermosa música y letra nos revela en una clara radiografía de nuestra ciudad, desde la geografía, hasta su riqueza. Nos habla de la belleza del agua que canta y que ayuda a reverdecer el amplio desierto de Atacama, nos habla de añoranza y nostalgia, de historia y sangre. Pero también nos habla de unidad: “Calameños, juntémonos todos, persiguiendo la misma ilusión”.
En este 145° aniversario de nuestra ciudad, es mi anhelo que trabajemos la unidad con una ilusión transformada por el amor, la fe y la esperanza; como obreros edificadores guiados por la luz de la vida que es Cristo Jesús. No ignorando que, si Dios no edifica la ciudad, en vano trabajamos los edificadores.
Edifiquemos juntos, más allá de los discursos de ocasión y convencionalismos. La ciudad lo necesita, Calama necesita a Cristo. Roguemos cada día unidos por todas las personas que conforman la ciudad, por cómo se vive, cómo se ríe y se sufre, por sus autoridades, instituciones, por los que trabajan y por aquellos que no lo tienen. “…Prometamos unir intenciones al progreso de nuestra ciudad, mientras se oye el clarín de la gloria, reforzando nuestra voluntad.”
Como parte de la Iglesia, insto a continuar trabajando por el progreso de nuestra región, uniendo intenciones, corazón y voluntad, haciendo realidad el compromiso con los habitantes de esta tierra. Así como el río que riega sus plantas, así la Iglesia riegue cada centímetro de esta tierra con la palabra de Dios, alzando el nombre de Jesucristo, llevando su evangelio, sembrando la buena semilla, compartiendo y caminando en las enseñanzas del Creador, no ignorando qué, si hay ausencia de Dios, la ciudad es un caos, los responsables somos cada uno de los habitantes de esta tierra; aún más, es la nuestra como Iglesia y ante Dios.
Unámonos todos en un solo clamor y ruego pues la prosperidad viene de Dios. “Si el Señor no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; Si el Señor no guardare la ciudad, en vano vela la guardia.” (Sal. 127) Palabras del salmista que reflejan una mirada presente y futurista de la visión en que debemos caminar los seres humanos, no ignorando a Dios quien, si bien es invisible a los ojos naturales, se hace visible cada día al despertar y ver la vida como se desarrolla y respira. En este nuevo aniversario de la comuna, que ese río que aún nos canta, pueda fluir con el viento de Dios y su Espíritu Santo siga su obra con nosotros, su Iglesia.
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