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SUEÑO PRÓDIGO

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Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes. 


No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente. Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle. Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. 


Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba. Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. Y reposó, esa noche, de su labor y soñó algo hermoso, soñó que: levantándose un día, vino a su padre.


Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse; pero despertó de su sueño, en la mejor parte.


Volvió, pues, el hijo a la labor de apacentar cerdos y volvió a desear llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos; pero a tiempo de reposar de su labor, soñaba que se levantaba y volvía a su padre y que su padre corría desde lejos para abrazarlo y besarlo. Así soñó, quizás imaginó con vehemencia con volver a su padre, pero esto no pasaba de un sueño, él aún apacentaba cerdos…

¿Cuántas veces hemos postergado nuestra salvación? O ¿cuántas veces hemos postergado nuestro arrepentimiento? Volver al Padre es lo correcto, lo mejor; pero nos sucede muy seguido, que simplemente posponemos nuestro regreso al Padre.


Que el anhelo de nuestro corazón y nuestro proceder sea como la del hijo pródigo de la verdadera historia bíblica y no como la del hijo pródigo de este relato. Volvamos al Padre.

 

NOTA: Este relato, para nada, debe considerarse como una interpretación bíblica, es solo un cuento reflexivo con base en el evangelio de Lucas capítulo 15, la Parábola del Hijo Pródigo.



 
 
 

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