Los niños y el Reino de Dios

Dentro de las grandes necesidades del cristianismo actual, es poder establecer a los niños en el Reino de Dios, pese que el mundo los educa sistemáticamente por mayor tiempo para alejarlos de Él.

Muchas son las estrategias que se presentan en diferente lugares para atraer y mantener a los niños en las escuelas dominicales y en hacerles partícipes de las actividades de las iglesias. Es que es una necesidad fundamentarlos firmemente en Cristo antes de la tan temida "adolescencia", etapa donde muchos de aquellos niños que llenaron la escuela dominical de risas y dibujos, se apartan del Reino y de la Iglesia, muchas veces por el enamoramiento juvenil y otras veces por la seducción de los placeres y algunos, por el cuestionamiento de su propia fe.

A partir de ello, debemos preguntarnos dos cosas: ¿Qué estamos compartiendo con los niños? y ¿Qué les estamos impartiendo?.

Debemos comprender que si bien "de los niños es el Reino de los cielos" (Mateo 19:4), debemos formarlos para que no solo lo crean, sino que lo vivan. Debemos hacer los esfuerzos naturales y espirituales para presentarles un evangelio lo suficientemente vivo y real, que les permita comprender quienes son y quien es su Padre.

Lo anterior pareciera ser todo un desafío cuando el mundo les seduce con elementos visuales atractivos, como el descubirir o activar dones, talentos o poderes, mientras nosotros enseñamos a los niños una linda canción de Zaqueo bajando un árbol

Conocer de Él vs Conocerlo a Él

De ninguna manera podemos cuestionar las buenas voluntades de quienes con mucho amor disponen tiempo y recursos para poder lleva a cabo tan importante labor, pero si debemos analizar si efectivamente estamos siendo precisos en la forma y en el fondo en cuanto a lo que enseñamos, no enfocándonos solo en el conocimiento bíblico de Cristo, sino también en llevarlo al conocimiento vivencial, que Él se revele a cada uno de nuestros niños, tal como Samuel.

La necesaria coordinación

Ahora, ¿de qué manera las familias están impartiendo a Cristo en casa?...allí tenemos un problema enorme. ¿Las familias están dedicando tiempo y esfuerzos en la instrucción espiritual de los hijos?, pareciera que no.

Debemos comprender la importancia de establecer a nuestros hijos en los caminos de Dios, que el mensaje bíblico sea su lenguaje, que el evangelio sea su cosmovisión y que el Reino sea de cultura y debemos hacerlo en un trabajo coordinado entre la Iglesia y el hogar, sin que ninguno de los dos flaquee ni caiga.

Sería injusto responsabilizar solo a la escuela dominical -con su cerca de una hora semanal-, de la formación espiritual e ignorar la enorme responsabilidad de padres y madres en el hogar. Por lo que se hace vital analizar tanto los porqué y los como del crecimiento espiritual de nuestros hijos. Padre, necesitamos tu luz y tu guía. Queremos que nuestros hijos y nuestras generaciones te pertenezcan totalmente desde la infancia, necesitamos formar Josías en sus niñez, Samueles en su adolescencia, Daniel en su juventud, Déboras, Ezequías y Josafat en su adultez y discipulos de Cristo para toda la vida.

Danos las estrategias y herramientas que necesitamos para hacer tal obra, pero tambien la revelación para entender tus diseños.

Queremos hacer lo que tu quieres, de la manera que tu quieres y por los motivos que tu quieres. Padre, guíanos. Amén.